Maquetas
Pepe de Pacho
Barco Fenicio
Escala 1:20. Año 2019
Según Mark Cartwrigth (Los fenicios: expertos marineros) los fenicios eran famosos en la antigüedad por su habilidad en la construcción naval, y se les atribuía la invención de la quilla, el espolón y el calafateado entre las tablas. Gracias a los relieves asirios tallados en Nínive y a las descripciones en textos como el libro de Ezequiel de la Biblia, sabemos que los fenicios tenían tres tipos de barcos. Los barcos de guerra, barcos de transporte y comercio y barcos de comercio, similares a los anteriores aunque un poco más pequeños.
El barco mercante fenicio tipo es la gôlah (en griego gaulos). Su evolución se inicia a mediados del segundo milenio y debió influir en los modelos empleados por los griegos a partir del siglo VI a.C. La fisonomía del casco es la habitual de las naves mercantes, curvo y panzudo. Tanto la roda como el codaste se elevaban sobre cubierta y posiblemente algunos de ellos llevasen figuras ornamentales.
No se sabe con certeza cuál es el origen de pintar ojos en las proas de los barcos pero fueron los fenicios los que extendieron esa costumbre por todo el Mediterráneo, porque pensaban que con ello podrían asustar a las criaturas que habitan bajo las aguas.
Esta maqueta representa a un barco fenicio de poco tamaño, unos 6,5 m de eslora, dedicado al comercio. Lleva el suelo cóncavo formado por una serie de tablas unidas en vez de paneles con el fin de ampliar la capacidad de carga y proteger las cuadernas.
La vela es la típica fenicia, vela cuadrada con una verga dividida en dos partes y sujeta a un único palo situado cerca de la proa. El palo va incrustado en la base del barco por el sistema de mallete (trozo de madera, generalmente en forma de cuña, que se emplea para dar seguridad y estabilidad a la arboladura) y reforzado con maderos transversales. Como el palo debía soportar mucha fuerza del viento era necesario reforzarlo con estachas a proa, a popa y en los laterales. De cada extremo de la verga salía una estacha que permitía ligeros movimientos de la vela para aprovechar mejor los vientos.
Detalle de la popa con el codaste sobresaliendo por encima del carel, típico en los barcos fenicios. Igualmente se aprecia las estachas que sujetan el palo en la popa.
Curioso resulta el timón formado por dos largos remos situados a ambos lados del codaste con unos topes que les impedía moverse hacia arriba y unos pasadores en la empuñadura que evitaba que se cayesen al mar.
Típica vela cuadrada con la verga en dos piezas atadas.
Detalle de la proa con el branqui alto y los ojos característicos de estos barcos.
Esta maqueta está construida con ukola, una madera muy compacta, cuyas fibras duras y uniformes resisten bien el ataque de plagas como las termitas o los hongos. La ukola (Tieghemella heckelii) procede de África y es una de las escasas maderas preciosas con un precio asequible.
El barco no debía de ser muy grande ya que para fondearlo tenía un simple rezón artesanal, lo que en nuestra zona llamamos “poutada” (formado por dos brazos de madera que abrazan una piedra que descansa sobre una base de madera -el sacho-). En este caso en vez de una piedra llevaba un trozo de hierro.
Bote del Nilo
La historia de la navegación se remonta a tiempos inmemoriales. Parece ser que los primeros constructores de barcos fueron los egipcios, alrededor del siglo XXX a.d.C. Se cree que las velas más antiguas del mundo comenzarían a utilizarse hacia el 3000 a.d.C, en el antiguo Egipto faraónico. El tipo de vela usado era una vela cuadrada fabricada con corteza de papiro y colocada en un mástil central. Esta vela utiliza el viento de popa y siempre presenta a él la misma cara. Las embarcaciones iban provistas de remos pues no siempre el viento sopla en la dirección adecuada. El uso combinado de remos y velas continuaría durante las civilizaciones de la antigüedad clásica: fenicios, persas, griegos y romanos utilizaban vela cuadrada, o cuadra, fabricadas con lino o cuero, y remos en sus embarcaciones.
Con el afán de navegar contra el viento, ciñendo, aparecen las velas de cuchillo, triangulares o latinas: estas, en lugar de colocarse transversalmente como las cuadradas, se colocan de forma longitudinal. Pueden recibir el viento por las dos caras. Se ignora dónde aparecieron por primera vez embarcaciones impulsadas por estas nuevas velas pero se cree que su origen, durante el siglo III, sería Polinesia o el océano Índico. De este último la tomarían los árabes introduciéndola en el Mediterráneo. Esta evolución de las velas también la adoptaron los egipcios, grandes navegantes para transportar mercancías y personas por el río Nilo y también en el mar.
Esta maqueta, cuyo plano sacó Pepe de la revista “Hoja del Mar”, representa un modelo típico del Nilo con vela latina, algo levantada de popa para evitar que golpee al navegante. Es característico de estas embarcaciones del Nilo tener el branqui (roda) inclinado hacia adentro, característica común con los barcos fenicios.
Escala 1:15. Año 2021
Bote inglés 1
Escala 1:10. Año 2018
Bonito bote de pesca inglés, sacado de la revista Ghasse-Marée y construido con iroco y pinotea,; en iroco va el carel y la cubierta, que tambien lleva incrustaciones de pinotea. El casco va todo en pinotea. El casco está hecho con la técnica llamada “de tingladillo”, en la que las tablas se van montando unas en otras.
Se trata de un bote con un porte considerable, de unos 8 metros de eslora. Lleva el fondo casi plano, solo presenta una quilla considerable en la popa, difuminándose en el centro y proa de la embarcación. Este poco calado le permitiría pescar o navegar por aguas poco profundas, acción también facilitada por un timón abatible. El timón lleva parte de la pala abatible, lo que le permite ser izada desde cubierta a través de un cabo según necesidades del calado.
El palo de la vela va situado en el banco más aproado, en el tercio del barco. Va puesto en la “carlinga” y sujetado en el banco, reforzado con estachas laterales y a proa para contrarrestar el empuje del viento. Curiosa también es el sistema de orza que lleva: la cuchilla de la orza va sujeta a una pieza de madera que el marinero debe levanta o bajar a mano.
Bote inglés 2
Pepe logró las medidas de esta pequeña maqueta en la revista Boatman. Apenas si tiene 15 cm de largo en una escala 1:20, lo que corresponde a un pequeño bote de 3 m de eslora.
Esta embarcación pertenecía a un agricultor inglés que la usaba para cruzar el río que lo separaba de sus tierras. Posiblemente el río fuese el Wey, navegable a lo largo de 32 km, un río del condado inglés de Surrey afluente del río Támesis.
Este pequeño bote lleva un único banco, aunque la tiya de popa se prolonga lateralmente hasta el banco para facilitar el manejo de la vela. La vela de tipo mística o de martillo va sujeta a un palo afianzado en la tiya de proa. Como es típico en estas embarcaciones pequeñas, la vela levanta de popa para evitar golpes a quien maneja el bote. Igualmente característico de
embarcaciones inglesas que navegan por ríos con cierta corriente son las orzas laterales por estribor y babor, manejadas a través de cabos.
Escala 1:10. Año 2018
Velero inglés
Escala 1:15. Año 2017
Precioso velero construido por Pepe en el año 2017, siendo el único realizado por él en ese año.
Este barco presenta varias peculiaridades: en primer lugar es singular el velamen, con dos velas pseudo cangrejas y un foque. En realidad la vela cuadra del palo mayor es una vela tarquina (vela rectangular con uno de sus lados fijo al palo y extendida por una percha en diagonal desde el puño de amura hasta la parte superior de la baluma) y la mesana es una variante entre tarquina y cangreja con botavara pero sin cangrejo y con percha diagonal. También es curiosa la forma de sujetar la mesana a una pasteca situada en una elongación metálica de la popa.
La orza presenta un sistema curioso de subir y bajar. Está formada por una placa con dos brazos metálicos móviles que se sujetan en cubierta; cuando se quiere bajar, se desatan y se sitúan verticales los brazos bajando la orza hasta un tope que la detiene. Por último hay que destacar los tambuchos de las tiyas de proa y popa para facilitar el acceso al interior.
Bote de vela cangreja
La vela cangreja es una vela trapezoidal de forma asimétrica, que se larga entre la botavara, el palo y el cangrejo de un velero. Nace como evolución de las mesanas latinas que usaban las fragatas y los navíos hasta el siglo XIX.
Lentamente la vela cangreja se impuso sobre el resto de las velas de cuchillo. Los barcos de cabotaje, las balandras de aduana, las embarcaciones de los prácticos y otras similares se encuentran entre las primeras que adoptaron la vela cangreja. Su gran
eficacia en navegación de bolina y su fácil manejo y maniobrabilidad constituyeron una revolución tecnológica para la época.
Su mayor eficacia la tenían sin duda navegando con el viento a proa del través y en aguas protegidas de la costa, pero eran difíciles de manejar con vientos duros de popa, y en las navegaciones de altura con vientos portantes no eran tan efectivas como los barcos de aparejo cruzado. Ya en el siglo XVII, los holandeses, los ingleses e incluso los suecos tenían yates con velas cangrejas, que con el desarrollo de la navegación de recreo, particularmente del balandro, adquirieron su máxima popularidad.
En el momento actual existen algunas asociaciones de barcos con aparejo de cangreja, que aglutinan un número muy importante de armadores entusiastas de este tipo de aparejo legendario y realizan una gran actividad.
Sin embargo la gran mayoría de los barcos actuales y muchos de nuestros barcos de época o clásicos utilizan aparejos denominados bermudianos o Marconi, inspirados en las velas utilizadas hace muchos años por los pescadores de las islas Bermudas. Este nuevo tipo de aparejo ha desbancado, sin duda, a los viejos aparejos de cangreja, quizás con mayor eficacia aunque no con mayor belleza.
Escala 1:10. Año 2020
El Dion
Escala 1:16. Año 2019
Es una gabarra del primer tercio del siglo XX perteneciente a “Os Tapiegos” de Ribadeo; dos hermanos que poseían al menos cinco lanchas de pesca: “Filomena”, “Juanín”, “El Sapo”, “Leticia” y “La Gaviota”, aunque ninguno de ellos salía a la mar.
El Dion cargaba 20 toneladas y medía unos 12 metros de eslora. Se desplazaba con una vela latina y con un motor situado en la popa, entre la tilla de popa y el primer banco (aunque en la maqueta no aparece). Llevaba un motor similar al que se ve en la gabarra de la página 41 y 42.
El Dion cargaba juncos en la zona de Vegadeo y los llevaban hasta Reme. Eran juncos destinados a las camas del ganado de las ganaderías cercanas. También transportaba sal que traían los barcos que atracaban en Ribadeo y lo llevaban hasta Porto, donde había un almacén de sal.
El mástil va sujeto por el sistema de “mallete” fijado con unos travesaños que entran en la proa y apoyados en el banco; actualmente se utiliza más el sistema de zuncho.
Gabarra Francesa
La gabarra es un tipo tradicional de barco francés destinado al transporte de mercancías por los ríos de diferentes cuencas de la costa atlántica (Loira, Dordoña, Garona...) y también al cabotaje marítimo, aunque presentan algunas diferencias. Dependiendo de la región, existen ligeras diferencias entre las embarcaciones; por ejemplo las embarcaciones del Loira y la Charente llevan el casco con la técnica que aquí llamamos “de tingladillo” (tablas superpuestas), pero todas las gabarras fluviales llevan fondo plano que les permite navegar en aguas poco profundas y muchas se aparejan sobre el único mástil con una gran vela rectangular cuyo pujamen se sujeta por sus dos puños de escota a la popa del barco.
Dependiendo de la zona el flete de bajada consistía en minerales, diversos productos agrícolas, vino de las tierras altas, productos metalúrgicos y madera y el de subida, sal, especias, azúcar, café, pescado seco y en especial bacalao, muy apreciado en el territorio.
Esta maqueta, realizada por Pepe en 2018, representa una gabarra francesa marítima. Se diferencia de las otras en que lleva quilla y dos palos, aparejados con dos velas latinas o bien una vela cuadra y otra latina. En muchos casos estas embarcaciones podían llevar tres palos y cargar hasta 400 toneladas. Fueron especialmente utilizados, a partir de los años 1715, para el transporte de madera a los arsenales reales, pero también para el transporte de otras mercancías voluminosas.
Escala 1:20. Año 2018